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Ardo por un semental que me llene toda 

Ardo por un semental que me llene toda puede leerse hoy como un statement artístico, un gesto provocador que perturbó los cimientos conservadores de la sociedad guayaquileña, y una apuesta por el empoderamiento de las mujeres en el territorio del arte. La pieza narra la aventura de una mujer peligrosa —según su autora—, que atemoriza por profesar un deseo sexual irrefrenable y una conducta “amoral” y frívola, opuesta al rol asignado a las mujeres como madres y esposas en la sociedad. 

La obra recurre a la apropiación artística de referentes de la cultura popular —una historieta pornográfica adquirida en un comercio del centro de la urbe—  y el uso discursivo del material —esmalte de uñas sobre azulejos—. Chérrez decidió utilizar ese soporte al observar los ornamentos naturales que suelen colocarse en las baldosas de la cocina, un lugar comúnmente asignado a las mujeres en el patriarcado. Los aspectos culturales de este material dialogan con las connotaciones del esmalte de uñas en cuanto referente de una belleza normativa. Además, la artista nombró a la obra con un título arrollador que expresa sin tapujos el ejercicio de una sexualidad emancipada y auténtica; nada más contundente para afirmar una feminidad insumisa.

Otra operación estratégica fue desviar el carácter pedagógico de las historietas eróticas y pornográficas mexicanas; éstas, por lo general, culminan con mensajes moralizantes y una restitución del orden social que ha sido invertido por la lujuria de sus protagonistas. Chérrez modificó el fin de la historia original para librar de culpa y remordimientos a la ardiente pelirroja, y dejó el relato en suspenso para que fuese el espectador quien valore la narración, finalmente, desde su propia ética personal. (Ana Rosa Valdéz, 2017)

Ardo por un semental que me llene toda. Esmalte de uñas sobre azulejos. 270 x 150 cms. 2007

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